Porque Fracasan Los Líderes
En los últimos tiempos hemos visto la caída pública de líderes en casi todos los ámbitos: los negocios, la política, la religión y el deporte. Un día están en la cima, y al día siguiente la pila se les cae encima.
Por supuesto, creemos que un fallo tan catastrófico nunca podría ocurrirnos. Hemos trabajado duro para conseguir nuestra bien merecida posición de liderazgo, ¡y no lo dejaríamos por nada! La mala noticia: la distancia entre el liderazgo amado y el fracaso despreciado es más corta de lo que pensamos.
6 Señales de advertencia que perdemos el liderazgo
El liderazgo no es fácil. Es una gran responsabilidad que conlleva un gran poder. Y un gran poder conlleva un gran potencial para cometer errores. Algunos líderes cometen errores tan graves, o tan continuos, que acaban perdiendo su liderazgo.
Pero incluso los mejores líderes cometen errores ocasionales. La clave es aprender de esos errores y utilizarlos como oportunidades para crecer y mejorar. Los errores pueden proporcionarnos lecciones inestimables.
Pueden enseñarnos sobre nuestras propias debilidades y carencias, y sobre la importancia de ser cuidadosos y reflexivos en nuestra toma de decisiones. Así que, si eres un líder, no tengas miedo de cometer errores. Sólo asegúrese de aprender de ellos y de emplearlos para mejorar usted y su equipo.
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SEÑAL 1: Cambio de enfoque
Este cambio puede producirse de varias maneras. A menudo los líderes simplemente pierden de vista las cosas más importantes. El enfoque de láser que les llevó a la cima desaparece y su atención se desvía por atributos de liderazgo como la riqueza y la fama.
Los líderes suelen distinguirse por su capacidad de "pensar en grande". Pero cuando su enfoque cambia, de repente empiezan a opinar en pequeño. Se convierten en microgestores, enredándose en detalles que es mejor dejar a otros y preocupándose por cosas triviales y sin importancia. Peor aún, esta tendencia puede verse reforzada por una tendencia al perfeccionismo.
Un fallo aún más sutil del liderazgo es la obsesión por "hacer" en lugar de "llegar a ser". Un buen trabajo de liderazgo suele ser el resultado de quién es el líder. Por lo tanto, lo que hace un líder fluye de forma natural de su visión interior y de su carácter. Es posible que un líder se oriente demasiado a la acción y pierda así el contacto con el desarrollo más importante del ser.
¿En qué estás más centrado en este momento? Si no puedes ponerlo en el reverso de tu tarjeta de visita, puedes apostar que tu liderazgo carece de claridad. Tómate el tiempo que necesites para volver a centrarte en lo que importa.
Además, ¿describirías tu pensamiento como expansivo o contractivo? Por supuesto, siempre debes estar preparado para hacer lo que sea necesario para realizar el trabajo, pero intenta no asumir nunca lo que otros pueden hacer tan bien como tú. En resumen, asegúrate de centrarte en liderar, no en hacer.
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SEÑAL 2: Mala comunicación
La falta de concentración y la desorientación resultante suelen conducir a una mala comunicación. ¡Los seguidores no pueden entender las intenciones del líder cuando el propio líder no sabe lo que quiere decir! Y cuando los propios líderes no conocen su propósito, suelen ocultar su confusión e incertidumbre en una comunicación ambigua.
A veces los líderes caen en la trampa de la clarividencia. En otras palabras, empiezan a asumir que los seguidores verdaderamente comprometidos perciben automáticamente sus objetivos y saben lo que quieren, aunque no se lo digan. Estos líderes ven los malentendidos como una falta de esfuerzo (o de compromiso) por parte del oyente, en lugar de un descuido en su comunicación.
"Di lo que quieres decir y piensa en lo que dices" es un consejo antiguo, ¡pero tienes que saber lo que quieres decir antes de decirlo! La claridad de objetivos es el punto de partida de una comunicación eficaz. Solamente cuando tienes absolutamente claro lo que quieres comunicar, el duro trabajo de comunicación da sus frutos.
SEÑAL 3: Aversión al riesgo
En tercer lugar, los líderes que asumen riesgos suelen estar motivados por el miedo al fracaso más que por el deseo de tener éxito. Los éxitos del pasado crean presión sobre los líderes: "¿Seré capaz de mantener el excelente rendimiento?". "¿Qué voy a hacer para un bis?" De hecho, cuanto más tiempo tenga éxito un líder, mayor será el coste percibido del fracaso.
Cuando los líderes están motivados por el miedo al fracaso, no asumen riesgos razonables. Sólo quieren hacer lo que se ha probado; los intentos de innovación, que suelen ser la clave de su éxito inicial, se reducen y acaban desapareciendo.
¿Qué es más importante para ti: la prueba o el resultado? ¿Siempre corres riesgos razonables? Un líder sabio nunca toma riesgos imprudentes que corran el riesgo de destruir lo que se ha conseguido, pero tampoco se paraliza por el miedo. A menudo, la danza del liderazgo consiste en dar dos pasos adelante y uno atrás.
SEÑAL 4: Lagunas éticas
La credibilidad de un líder es el resultado de dos aspectos: lo que hace (competencia) y lo que es (carácter). Un desajuste entre estos dos aspectos crea un problema de integridad.
La integridad es el principio más elevado del liderazgo. Cuando la integridad deja de ser la primera prioridad de un líder, cuando el compromiso con la ética se explica como necesario para el "bien mayor", cuando el logro de resultados se vuelve más fundamental que los medios para conseguirlos, es cuando un líder entra en la pendiente resbaladiza hacia el fracaso.
A menudo estos líderes ven a sus seguidores como peones, meros medios para un fin, confundiendo la manipulación con el liderazgo. Tales líderes pierden su empatía. Dejan de ser "recolectores" de personas y se convierten en "colocadores" de personas, utilizando la popularidad para mitigar la culpa de la integridad perdida.
Tu liderazgo requiere que sometas tu vida y tu trabajo a un escrutinio constante. ¿Hay áreas en las que hay contradicciones entre lo que crees y cómo te comportas? ¿Se han colado compromisos en tu caja de herramientas? Una forma de averiguarlo es preguntar a las personas de las que dependes si alguna vez se han sentido aprovechadas o dadas por sentado.
SEÑAL 5: Mala autogestión
Trágicamente, si un líder no se cuida a sí mismo, nadie más lo hará. Si un líder no tiene la suerte de estar rodeado de seguidores más sensibles de lo habitual, nadie notará los signos de fatiga y estrés. Los líderes suelen ser vistos como superhombres con energía ilimitada.
Aunque el liderazgo es un factor de poder, también es agotador. Los líderes que no se ocupan de sus necesidades físicas, psicológicas, emocionales y espirituales se dirigen al desastre. Piensa en un indicador para cada una de estas cuatro áreas de tu vida, ¡y revísalo a menudo! Cuando el medidor llegue al punto de "vacío", tómate el tiempo necesario para refrescarte y reponerte. Limpia tu agenda y cuídate: es vital para tu liderazgo que sigas creciendo y desarrollándote, y esto sólo puede hacerse cuando el depósito está lleno.
SEÑAL 6: Amor perdido
La última señal de advertencia de un desastre inminente que los líderes deben vigilar es el alejamiento de su primer amor y sueño. Paradójicamente, el duro trabajo del liderazgo debería ser gratificante e incluso agradable. Sin embargo, cuando los líderes pierden de vista el sueño que les llevó a asumir la responsabilidad del liderazgo, pueden encontrarse trabajando por objetivos que significan poco para ellos. Para mantener a los líderes satisfechos, tienen que seguir con lo que les gusta, lo que les motivó en primer lugar.
Cuando decidió por primera vez tomar la iniciativa y convertirse en líder, ¿cuáles fueron sus razones? ¿Han cambiado esas razones con el tiempo? ¿Sigue queriendo liderar? Si te encuentras cuestionando tus habilidades u objetivos de liderazgo, es importante que te hagas estas tres preguntas. ¿Por qué se convirtió en líder en primera parte? ¿Cuáles eran tus motivaciones? ¿Han cambiado esas motivaciones? ¿Sigue comprometido con el liderazgo?
Responder a estas preguntas con sinceridad te ayudará a mantenerte en el camino del liderazgo y a asegurarte de que sigues motivado para liderar.
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