La comunicación oral y escrita: claves para transmitir ideas con claridad y eficacia


La comunicación, en sus formas oral y escrita, constituye uno de los pilares fundamentales de la interacción humana y el desarrollo de las civilizaciones. Desde los albores de la humanidad, el intercambio de ideas, emociones y conocimientos ha sido esencial para la supervivencia y la construcción de sociedades complejas. Pero, ¿cuándo y cómo surgieron estas formas de expresión que hoy consideramos tan naturales? Este artículo se sumerge en los orígenes de la comunicación oral y escrita, explorando los momentos históricos y las circunstancias que marcaron su aparición como herramientas de conexión y registro.
La comunicación oral, considerada la forma más antigua de interacción, tuvo sus raíces en los sonidos y gestos primitivos que nuestros ancestros utilizaron para advertir peligros o coordinar actividades grupales. Por otro lado, la escritura emergió como una necesidad de trascender el tiempo y el espacio, permitiendo que las palabras perduraran más allá de la voz. Ambos sistemas, aunque diferentes en su esencia y evolución, comparten un propósito común: unir a las personas y preservar el legado cultural de las generaciones.
En las siguientes líneas, desentrañaremos las etapas clave de este fascinante viaje, desde los gruñidos iniciales hasta los primeros trazos en piedra, invitándote a reflexionar sobre cómo estas formas de comunicación han moldeado nuestra historia y continúan definiendo quiénes somos. ¿Estás listo para descubrir el poder de las palabras?
Origen de la Comunicación Oral y Escrita en Español
La comunicación oral en español surge de manera natural con el desarrollo del lenguaje humano en la Península Ibérica, donde las primeras formas de expresión se remontan a las lenguas prerromanas. Con la llegada del latín, traído por los romanos alrededor del siglo III a.C., se gestó una base lingüística que evolucionaría con el tiempo. Además, las interacciones entre comunidades locales y los invasores romanos fomentaron un intercambio cultural y lingüístico. Este proceso, aunque lento, permitió que el latín vulgar se transformara gradualmente en las lenguas romances, incluyendo el español primitivo, hablado por las masas.
Por otro lado, la comunicación escrita en español tuvo un origen más tardío y formal. Aunque los romanos ya usaban el latín escrito, no fue hasta los siglos IX y X que comenzaron a aparecer los primeros textos en un español arcaico. Un ejemplo clave son las Glosas Emilianenses, datadas alrededor del año 964, que representan una de las primeras muestras de escritura en romance. Asimismo, la influencia de la Iglesia y la necesidad de registrar leyes y crónicas impulsaron la escritura. Este paso marcó un hito en la consolidación del idioma como herramienta de comunicación permanente.
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Ahora bien, es importante destacar que la oralidad siempre precedió a la escritura, ya que las historias, tradiciones y conocimientos se transmitían de generación en generación a través de la palabra hablada. Con el tiempo, la evolución del español oral se vio influenciada por invasiones como la de los visigodos y los árabes, que aportaron vocablos y estructuras al idioma. De hecho, la influencia árabe dejó una huella imborrable con palabras como álgebra o almohada. Esta riqueza lingüística oral fue la base sobre la que se construyeron los primeros textos escritos en español.
Finalmente, para entender mejor el contexto en el que se desarrollaron estas formas de comunicación, podemos identificar algunos hitos históricos. A continuación, se presenta una lista de eventos relevantes que marcaron este proceso:
- La romanización de la Península Ibérica (siglo III a.C.), que introduce el latín como base del español.
- La aparición de las Glosas Emilianenses (siglo X), consideradas uno de los primeros registros escritos en romance.
- La influencia árabe (siglos VIII-XV), que enriqueció el vocabulario y la cultura oral del idioma.
¿Cómo surge el lenguaje oral y escrito?
El lenguaje oral surge como una necesidad fundamental de comunicación entre los seres humanos en las primeras etapas de la evolución. Desde tiempos prehistóricos, los homo sapiens desarrollaron sonidos y gestos para expresar ideas, emociones y coordinar actividades como la caza o la convivencia en grupo. Este proceso se consolidó con la evolución del cerebro y las cuerdas vocales, permitiendo una mayor complejidad en los sonidos emitidos. Además, la interacción social impulsó la creación de sistemas de comunicación más elaborados. Así, el lenguaje oral se convirtió en la base de la transmisión cultural y del conocimiento entre generaciones.
Por otro lado, el lenguaje escrito emerge mucho después, como una extensión del oral, con el propósito de registrar información de manera permanente. Aproximadamente en el 3400 a.C., en Mesopotamia, aparecen los primeros sistemas de escritura, como los pictogramas sumerios, que representaban objetos o ideas. La escritura evolucionó de simples dibujos a símbolos abstractos, dando lugar a sistemas cuneiformes y jeroglíficos. Consecuentemente, este avance permitió documentar leyes, comercio y relatos históricos. La escritura no solo preservó el conocimiento, sino que también facilitó la organización de sociedades complejas, marcando un hito en la historia de la humanidad.
En este sentido, tanto el lenguaje oral como el escrito se desarrollaron en contextos específicos que responden a necesidades sociales y culturales. Mientras que el oral se gestó de forma natural mediante la interacción directa, el escrito requirió un proceso consciente de innovación. La transición de lo oral a lo escrito marcó un cambio en la forma de pensar y comunicarse. Por ejemplo, se pueden identificar etapas clave en su evolución:
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- El uso de sonidos y gestos para comunicar necesidades básicas en la prehistoria.
- La creación de sistemas de escritura primitivos para registrar eventos o transacciones.
- El desarrollo de alfabetos que representan sonidos del lenguaje oral, facilitando la lectura y escritura.
Asimismo, ambos lenguajes siguen evolucionando hoy en día con la influencia de la tecnología y la globalización. La interconexión cultural y digital redefine constantemente cómo hablamos y escribimos, adaptándose a nuevos contextos y audiencias.
¿Cuándo surgió la comunicación escrita?
La comunicación escrita emergió hace aproximadamente 5,000 años, durante el período conocido como la Edad del Bronce, en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, específicamente en Sumeria, alrededor del 3400-3100 a.C. Este hito marcó un cambio trascendental en la historia humana, ya que permitió registrar información de manera permanente. Los sumerios desarrollaron la escritura cuneiforme, un sistema basado en marcas en tabletas de arcilla, inicialmente para llevar registros comerciales y administrativos. Este avance no solo facilitó la organización social, sino que también sentó las bases para la transmisión de conocimientos a través de generaciones.
Por otro lado, en paralelo a Mesopotamia, otras civilizaciones comenzaron a desarrollar sus propios sistemas de escritura. En Egipto, hacia el 3200 a.C., surgieron los jeroglíficos, utilizados para fines religiosos y monumentales. Mientras tanto, en el Valle del Indo, alrededor del 2500 a.C., se evidencian sistemas gráficos aún no descifrados. Además, en China, los primeros caracteres aparecieron cerca del 1200 a.C. durante la dinastía Shang. Estos desarrollos independientes destacan cómo la necesidad de comunicación permanente fue una constante en diversas culturas, adaptándose a contextos sociales y económicos específicos de cada región.
Asimismo, es importante mencionar las formas primitivas de comunicación visual que precedieron a la escritura propiamente dicha. Antes de los sistemas formales, los humanos utilizaban pictogramas y petroglifos, grabados en roca que datan de hace más de 30,000 años. Estas representaciones, aunque no se consideran escritura, fueron esenciales para transmitir ideas y eventos. A continuación, algunos ejemplos de estas formas tempranas incluyen:
- Las pinturas rupestres de Lascaux, Francia, que narran actividades de caza.
- Los grabados en cuevas de Altamira, España, con figuras simbólicas.
- Los petroglifos en América del Norte, con mensajes culturales.
Estas expresiones evolucionaron hacia sistemas más complejos.
Finalmente, cabe destacar que la comunicación escrita no solo respondió a necesidades prácticas, sino que también transformó la percepción del mundo. Con la aparición de la escritura, las sociedades comenzaron a registrar leyes, historias y creencias, consolidando identidades culturales. La invención de la escritura significó un salto hacia la complejidad social, permitiendo la creación de textos religiosos como el Código de Hammurabi o los primeros himnos sumerios. Este proceso, aunque iniciado hace milenios, sigue siendo la base de nuestra comunicación moderna, mostrando cómo un invento antiguo continúa moldeando el pensamiento y la interacción humana.
¿Cómo y cuándo surge la comunicación?
La comunicación surge como una necesidad inherente al ser humano para interactuar y compartir ideas, emociones y conocimientos. Desde los albores de la humanidad, las personas buscaron formas de expresarse, inicialmente a través de gestos, sonidos y dibujos rupestres. Este impulso responde a la necesidad de supervivencia, ya que colaborar en grupos era esencial para cazar, protegerse y construir comunidades. Por tanto, la comunicación se origina en el contexto prehistórico, hace millones de años, cuando los primeros homínidos comenzaron a desarrollar sistemas básicos de interacción. La comunicación nace de la necesidad de conexión social.
En cuanto al cómo, la comunicación evoluciona con el tiempo mediante diversas formas y herramientas. Inicialmente, los gestos y gruñidos permitieron transmitir mensajes simples. Posteriormente, el desarrollo del lenguaje hablado marcó un hito crucial, permitiendo expresar conceptos abstractos. Con la invención de la escritura, alrededor del 3400 a.C. en Mesopotamia, la comunicación trascendió el tiempo y el espacio. Así, se crearon registros permanentes que transformaron las sociedades. La escritura revolucionó la transmisión del conocimiento, al igual que más tarde lo harían la imprenta y las tecnologías digitales, expandiendo aún más las posibilidades de interacción.
Respecto al cuándo, podemos situar los inicios de la comunicación en la prehistoria, con evidencias como las pinturas rupestres de hace 40,000 años en cuevas como las de Altamira. Estos dibujos representaban ideas y experiencias colectivas. Además, el lenguaje oral probablemente se desarrolló hace unos 100,000 años, según estudios antropológicos. A medida que las comunidades crecieron, también lo hicieron los sistemas comunicativos. Por ello, cada etapa histórica refleja un avance en la forma de comunicarse, desde lo primitivo hasta lo complejo. La comunicación siempre ha acompañado la evolución humana.
Para comprender mejor las etapas iniciales, podemos destacar algunos hitos clave en la comunicación temprana.
- Gestos y sonidos: usados por homínidos para alertar o coordinarse.
- Pinturas rupestres: primeras formas de expresión visual y narrativa.
- Lenguaje oral: permitió la transmisión cultural y la creación de historias.
Estos pasos muestran cómo la comunicación se adaptó a las necesidades de cada época. Asimismo, la interacción constante entre individuos y grupos consolidó la base de lo que hoy conocemos como sistemas comunicativos complejos, reflejando una evolución continua y dinámica de esta habilidad esencial.
¿Cuándo se creó la expresión oral?
La expresión oral, entendida como la capacidad de comunicarse mediante el habla, no tiene una fecha exacta de creación, ya que es inherente al desarrollo de la humanidad. Se originó hace aproximadamente 70,000 a 100,000 años, coincidiendo con la aparición del Homo sapiens y el desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas. Este periodo, conocido como la revolución cognitiva, marcó un hito en la evolución humana. La necesidad de coordinarse en grupos para cazar, socializar y transmitir conocimientos impulsó el surgimiento del lenguaje oral como herramienta fundamental de interacción. Así, la expresión oral se consolidó como base de la comunicación.
Por otro lado, los estudios antropológicos y lingüísticos sugieren que las primeras formas de expresión oral surgieron en África, cuna de la humanidad. Los sonidos y gestos iniciales evolucionaron hacia sistemas más complejos de comunicación. La laringe humana, adaptada para producir una amplia gama de sonidos, desempeñó un papel crucial en este proceso. Además, las interacciones sociales y culturales influyeron en la diversificación de lenguajes orales. De esta manera, las comunidades comenzaron a desarrollar dialectos y formas únicas de expresión, sentando las bases para las lenguas modernas que conocemos hoy.
Asimismo, es importante destacar que la expresión oral precedió a la escritura por miles de años. Antes de que existieran sistemas escritos, las tradiciones, historias y conocimientos se transmitían de generación en generación a través de relatos orales. Este método no solo preservó la cultura, sino que también fortaleció los lazos comunitarios. Para entender su importancia, consideremos algunos aspectos clave de su desarrollo inicial:
- La creación de mitos y leyendas para explicar fenómenos naturales.
- La transmisión de técnicas de supervivencia mediante instrucciones verbales.
- El uso del canto y la poesía como formas tempranas de expresión emocional.
Finalmente, cabe mencionar que la expresión oral sigue evolucionando hasta nuestros días. Con el tiempo, los avances tecnológicos y la globalización han influido en cómo nos comunicamos verbalmente, incorporando nuevas formas de interacción como los medios digitales. Sin embargo, la esencia de la expresión oral permanece intacta: es un reflejo de nuestra identidad y pensamiento. Su origen ancestral nos conecta con las raíces de la humanidad, recordándonos que el habla no solo es un medio de comunicación, sino también una manifestación de nuestra capacidad creativa y social que define quiénes somos como especie.
Conclusión
La comunicación oral surge en los albores de la humanidad, cuando los primeros seres humanos comenzaron a interactuar para sobrevivir y formar comunidades. A través de sonidos, gestos y gruñidos, expresaron necesidades, emociones y advertencias, sentando las bases de la interacción social. Este tipo de comunicación, fundamental para la transmisión de conocimientos y tradiciones, se desarrolló con el tiempo en lenguajes más complejos, permitiendo la creación de culturas y sociedades. La oralidad fue el primer medio para preservar la historia y los valores de un grupo, mucho antes de la invención de sistemas escritos.
Por otro lado, la comunicación escrita apareció mucho después, alrededor del 3.400 a.C., con los sumerios en Mesopotamia, quienes desarrollaron la escritura cuneiforme sobre tabletas de arcilla. Este avance marcó un hito al permitir registrar información de manera permanente, facilitando la administración, el comercio y la difusión de ideas. A diferencia de la oralidad, la escritura trascendió el tiempo y el espacio, dejando un legado duradero. Con el tiempo, sistemas como los jeroglíficos egipcios y los alfabetos modernos transformaron la manera de documentar la historia humana.
Reflexionando sobre esto, resulta evidente que tanto la comunicación oral como la escrita han sido pilares en la evolución de la humanidad. La oralidad conectó a las primeras comunidades mediante la voz, mientras que la escritura consolidó el conocimiento para las generaciones futuras. Estos dos medios siguen siendo esenciales en nuestra vida diaria.
Por todo lo anterior, es crucial valorar cómo ambos tipos de comunicación han moldeado nuestro mundo. Reconocer su impacto nos invita a seguir desarrollando habilidades comunicativas en todos los ámbitos. La historia nos enseña que comunicarnos efectivamente es la clave del progreso.
Así pues, te invito a profundizar en el estudio de la comunicación, ya sea oral o escrita, y a poner en práctica estas herramientas para construir puentes en tu entorno. ¡Atrévete a compartir tus ideas y a dejar tu huella en el mundo!
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